Siria: No a la intervención militar. Solidaridad con el pueblo sirio
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Los dirigentes occidentales fingen horror ante el reciente ataque con armas químicas. “Las acciones de Asad no pueden quedar impunes”, dicen. Y en el caso de Siria parece que la única alternativa a la impunidad son más bombas y misiles. Pero los que se plantean atacar Siria son los mismos que destruyeron Afganistán e Irak. Son los mismos que dan apoyo incondicional a las agresiones de Israel contra el pueblo palestino. La hipocresía va todavía más lejos, si tenemos en cuenta que durante décadas, las rencillas que de vez en cuando surgen entre las potencias occidentales y el régimen sirio esconden una realidad de colaboración. Ejemplos de esto incluyen el hecho de que EEUU aceptó durante largas décadas la presencia del ejército sirio en el Líbano, o que Asad ha ayudado a EEUU a interrogar y torturar prisioneros de Guantánamo.
Ahora dicen que el uso de armas químicas supone cruzar una “línea roja”. Más hipocresía. Recordemos que durante los bombardeos de Gaza, en 2008-9, Israel usó bombas ilegales de fósforo blanco. Además, EEUU tiene un largo historial de uso de diversas armas químicas, tales como el “agente naranja” que provocó alrededor de medio millón de muertes, y medio millón de bebés con malformaciones, en Vietnam.
Es obvio que nadie de izquierdas debería apoyar una intervención occidental. Pero Europa Press informa: “El PSOE considera que la comunidad internacional deberá llevar a cabo ‘acciones de presión proporcionadas pero contundentes’ si se demuestra que el régimen sirio ha utilizada armas químicas contra la población civil”. Nunca se aclara quién es esa ‘comunidad internacional’, pero parece que es, en el fondo, EEUU más sus aliados. Por otra parte, cabe destacar que un representante del PSC, en un acto de solidaridad con los pueblos de Egipto y Siria, el 27 de agosto, exigió que los conflictos se solucionaran “de manera no violenta”. El PSOE debería hacer lo mismo; debería tener más memoria, y recordar el año 2003, cuando rechazó el ataque a Irak.
La guerra de 2003 no ayudó al pueblo iraquí, y una intervención en Siria no ayudaría a la población de este país.
Las voces pro Asad nos dicen que los rebeldes son seguidores de Al Qaeda (de hecho, esto también lo dice el comentarista televisivo neoconservador de EEUU, Glenn Beck, en este vídeo), o agentes de Occidente. La verdad es que dentro de la oposición hay grupos yihadistas que llevan a cabo ataques sectarios, contra el pueblo kurdo o por motivos religiosos; esto lo explica y condena la izquierda revolucionaria siria. También hay ‘dirigentes opositores’ —sobre todo en el exilio— que se dedican a buscar el apoyo de las potencias occidentales: la autodenominada “Coalición Nacional para las Fuerzas de la Oposición y la Revolución Siria”. Pero el grueso de la oposición armada es gente que llevaba tiempo manifestándose pacíficamente, sufriendo la brutal represión, y que acabó diciendo basta. Así que Lindsey German, una destacada dirigente de la Stop the War Coalition y ex militante del Socialist Workers Party (partido hermano de En lucha en Gran Bretaña), se equivoca al definir el conflicto sirio como una “proxy war”, es decir, una guerra donde todos los contrincantes actúan en nombre de potencias extranjeras. Más allá de las minorías yihadista, y de fans de occidente, hay un movimiento popular, opuesto a Asad (y también mucho más hostil que Asad a Israel; por eso EEUU prefiere la continuidad en el poder del dictador). No debemos darles la espalda; son un factor clave en la situación actual.
Los que insisten tanto en que los ataques con armas químicas son una invención, que los llevó a cabo EEUU, o bien que son responsabilidad de la oposición; ¿están diciendo que si se comprobara la responsabilidad del régimen, la intervención entonces estaría justificada? Si no es así, ¿por qué dedicar tanto tiempo a calumniar a los amplios sectores de la población siria que culpan a Asad del ataque, en vez de centrarse en el punto clave, que es que EEUU no tiene ningún derecho a intervenir en Siria?
IU ha publicado una nota que rechaza una “posible acción militar en Siria… al margen del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, lo que la convertiría en una acción ilícita, ilegal y, por lo tanto, criminal”. La nota es breve, pero consigue incluir al menos siete referencias a la ONU o al Consejo de Seguridad, además de otras al derecho internacional. En cambio, no encuentra ningún espacio para mencionar la revolución —o si se prefiere, guerra civil— en marcha, ni el régimen de Asad. Pero de nuevo se nos plantea la duda. Si el Consejo de Seguridad diera el visto bueno a un ataque, ¿entonces estaría justificado? La nota hace pensar que IU tiene peligrosas ilusiones en la ONU. (¿O acaso hay otro motivo? Si la ONU apoya un bombardeo, implica que éste ha sido aprobado por Rusia, el antiguo punto de referencia de una parte importante de IU...).
Para rematar el tema, se debe comentar otro texto procedente de un espacio de inspiración comunista, titulado: “Los cómplices de la matanza en Siria: trotskistas y fascistas camuflados”. Ataca a grupos de la izquierda radical que apoyan a la oposición siria, utilizando una retórica que recuerda al estalinismo de los años 30. (Lee más sobre la “sombra del estalinismo”). Declara que las “organizaciones como las mencionadas... se llaman ‘de izquierdas’ pero... se convierten a la primera de cambio en cómplices de las matanzas y excesos del capitalismo, no son más que los mamporreros del imperialismo, o como los definió con total precisión Antonio Gramsci en los años 30, ‘la puta del fascismo’.” Éste es un caso extremo, pero las personas que nos hemos opuesto claramente a la intervención occidental, y a la vez hemos criticado a Asad (como antes a Gadafi), a menudo hemos sufrido ‘críticas’ de este tipo. Pongo ‘críticas’ entre comillas, porque si tienen que recurrir a acusaciones irracionales como ‘fascistas’ o ‘pro imperialistas’, es porque no tienen argumentos racionales. (Puestos a hablar de fascistas, no olvidemos que hace poco el Primer Ministro sirio recibió a una delegación de dirigentes nazis europeos, que visitaron el país en un viaje coordinado con el Ministerio del Interior sirio.)
Si todo fuera un plan preconcebido en Washington para expulsar a Asad, como si éste fuera una gran amenaza para los intereses occidentales, se supone que todo ya estaría preparado, y no haría falta esperar más. En cambio, tiene mucha más pinta de que el ataque químico les ha cogido desprevenidos. Se ha comentado, y lo encuentro muy convincente, que cuando Obama dijo que el uso de armas químicas sería una línea roja, en realidad lo que estaba diciendo era que Asad podía hacer lo que quisiera sin que EEUU interviniera, siempre y cuando evitara cruzar la línea. Es decir, que Obama no quería meterse, porque tanto EEUU como Israel prefieren a Asad en el poder a la victoria de la oposición.
Ahora que parece que Asad ha cruzado la ‘línea roja’, se les presenta un problema. No quieren echar al dictador sirio, pero si no hacen nada, ponen en duda (aún más) el ‘poderío’ de EEUU. De ahí la idea de un ataque ‘limitado’, con misiles, contra unos objetivos militares específicos. Hablan como si fuera un castigo a un niño que se ha portado mal. En realidad, es más serio: ningún ataque es ‘quirúrgico’; siempre mueren personas, y casi siempre civiles. Además, Rusia e Irán han dicho que no se quedarán con los brazos cruzados ante un ataque (insisto: lo han dicho, lo que harán en la práctica está por ver). Es decir, que incluso un ataque supuestamente limitado podría desencadenar un conflicto mucho más amplio. ¿Esto es un problema? En teoría, EEUU está militarmente preparado para llevar a cabo dos guerras importantes a la vez, y actualmente se supone que no participa en ninguna. Pero a pesar de que formalmente no está en guerra ni en Irak ni en Afganistán, a ojos de su población, y a ojos del mundo, EEUU todavía está empantanado en estos dos países, y el precedente no es bueno. La verdad es que, diez años después de su ‘victoria’ en Irak, EEUU todavía se encuentra bajo la presión de la oposición que se levantó entonces, cuando millones de personas se sumaron a las enormes manifestaciones a partir del 15 de febrero de 2003.
Para finalizar este apartado se debe comentar un aspecto más. Alguna gente de la oposición siria se queja de la gran preocupación que se ha creado ahora, contra un posible ataque occidental, cuando, como ellos dicen, hace dos años que sufren bombardeos diarios. Por supuesto que tienen razón. Sin embargo, los movimientos europeos, por ejemplo, no podemos hacer mucho respecto al conflicto dentro de Siria; aunque sí lo podemos hacer respecto a la intervención de nuestros países. Además, igual que en 2003, hay mucho en juego para EEUU y, por tanto, para el conjunto del mundo. Si EEUU logra imponerse en Siria, se fortalecerá como potencia internacional —recuperando parte de lo que ha perdido con las revoluciones árabes, la creciente influencia de China, el regreso de Rusia, etc.— y tendrá más capacidad para frenar, mediante su poder militar y económico, los avances sociales en todo el mundo. Si fracasa, EEUU continuará por el camino actual de pérdida de poder a escala global.
Esta victoria confirma la importancia de un fuerte movimiento antiguerra, pero también nos da una pista respecto a las demandas de dicho movimiento. El eje central de las convocatorias londinenses ha sido la simple oposición a un ataque occidental. No dan ningún apoyo ni legitimidad a Asad, en algunos materiales incluso se refieren al “terrible historial de Asad en materia de derechos humanos”, pero añaden que esto “no ha preocupado a las potencias occidentales en el pasado”. De la misma manera, en algunas declaraciones señalan el papel de otros países al armar a sectores de la oposición. Pero, hay que insistir, el aglutinante del movimiento es simplemente el rechazo ante un posible ataque occidental.
Ahora que Gran Bretaña, casi siempre el principal aliado europeo de EEUU, se encuentra excluida del conflicto, dependerá mucho de Francia, donde el Presidente ‘socialista’ Hollande defiende una intervención armada; la izquierda y los movimientos sociales franceses tienen una gran responsabilidad. El Front de Gauche ya se ha posicionado contra la guerra; el PCF se opone a la guerra a la vez que condena al régimen de Asad; y el Nuevo Partido Anticapitalista también declara: “Contra cualquier intervención militar. Pleno apoyo a la revolución siria”. Está por ver si consiguen importantes movilizaciones: en 2003, el movimiento antiguerra fue relativamente débil en Francia. Entonces se justificó la debilidad por la no participación de su país en el ataque contra Irak, pero durante la reciente intervención en Mali la izquierda francesa tampoco ha destacado. Esperamos que logren cambiar la situación esta vez.
Madrid vivió manifestaciones importantes antiguerra en 2003 pero, paradójicamente, nunca tuvo un movimiento antiguerra fuerte o unitario. Las grandes manis entonces las convocaron las direcciones de los grandes partidos y sindicatos, o bien gente de la cultura; los movimientos sociales tuvieron poco protagonismo. Estos días varios grupos, principalmente IU, han convocado una concentración de protesta contra la amenaza de guerra. El manifiesto destaca que el gobierno sirio ha “aprobado reformas para la realización de un diálogo político” (se supone que los bombardeos son su intento de diálogo). También insiste en la “integridad territorial de Siria”. En el contexto real de Siria, esto implica negar los derechos del pueblo kurdo; irónicamente una posición compartida por Asad, por la “Coalición Nacional”, prooccidental, y los islamistas, pero no por diversos sectores de la oposición de base. En cualquier caso, no parece que este apoyo medio escondido a Asad, demostrado en la convocatoria de Madrid, sea la mejor manera de impulsar una amplia movilización contra la guerra.
La posición de la Plataforma Aturem la Guerra en Catalunya en 2003 revelaba una actitud similar a la de Stop the War. Más allá del archiconocido lema “Paremos la guerra”, su manifiesto de entonces declaró que “en Irak hay una dictadura que rechazamos. Pero una nueva guerra agravará, aún más, el sufrimiento de la población”. Este posicionamiento no impidió la participación de ningún sector significativo de la izquierda; aunque algunos grupos sintieran cierta simpatía hacia el régimen de Saddam Hussein.
Si las amenazas continúan, o si el ataque se produce, hará falta un amplio movimiento de oposición. En Catalunya, sólo hará falta reactivar las redes de activistas de la Plataforma Aturem la Guerra; lo mismo se aplica a algún territorio más. En cambio, en otras partes del Estado, se deberá crear este movimiento. El punto de consenso para esta lucha puede ser una posición sencilla como “No a la intervención militar. Solidaridad con el pueblo sirio”. No hace falta que el movimiento ataque ni defienda expresamente a Asad; por el mismo motivo tampoco debe criticar —ni mucho menos calumniar— a la oposición.
Sin embargo, los debates a los que hago referencia en la primera parte de este texto no desaparecerán. Las revoluciones árabes no han terminado. A pesar del golpe militar, la revolución en Egipto todavía tiene potencial. Incluso en Siria, la oposición popular continúa (próximamente, aparecerá en La Hiedra una entrevista con un dirigente revolucionario sirio). Una intervención occidental le haría mucho daño a la lucha popular en Siria —tanto por la pérdida de aún más vidas bajo las bombas, como porque una agresión externa fortalecería políticamente al régimen de Asad— aunque ésta no desaparecerá. Y las luchas continúan, en Túnez, en Bahrein, y en otros países. No está claro qué se puede hacer desde el Estado español para expresar nuestra solidaridad con estas luchas. En Barcelona, por ejemplo, en 2011 se convocaron concentraciones de solidaridad con Túnez, con Egipto, con Marruecos... a menudo en nombre de la Plataforma Aturem la Guerra. Con Siria, sin embargo, las diferencias políticas dentro de la Plataforma han complicado el tema. De ahí que se nos plantee la pregunta —tanto en Catalunya como, seguramente, en otras partes del Estado— acerca de si se puede y se debe crear algún marco de apoyo a las revoluciones árabes; un espacio que no tenga problemas a la hora de denunciar tanto las intervenciones occidentales como las rusas, además de las dictaduras de la región.
Dicho esto, el tema más urgente es hacer lo necesario para expresar el rechazo unitario a cualquier agresión contra Siria. Que quede claro. No dejaré de decir que Asad es un dictador sanguinario. Pero me fío del pueblo sirio para derrocarlo. Aquí, en Europa, debemos insistir: “No a la intervención militar. Solidaridad con el pueblo sirio.”
* original en árabe: http://www.al-manshour.org/node/4499
* traducción inglesa: www.al-manshour.org/en/statement-by-rev-socialists-marxists-on-us-attack-on-syria
* traducción al castellano: http://www.prt.org.mx/node/370
Blog que lleva materiales de la izquierda revolucionaria siria: http://syriafreedomforever.wordpress.com
Explicación de la importancia de la movilización antiguerra: http://stopwar.org.uk/news/kevin-ovenden-act-now-to-stop-war
Artículo de Olga Rodríguez respecto a los intereses internacionales en juego: http://www.eldiario.es/zonacritica/Siria-intervencion-ONU-rebeldes-EstadosUnidos_6_169443068.html
Reportaje desde el Líbano sobre la situación y opiniones de los refugiados, de Mónica G. Prieto, “Si EEUU interviene será en busca en sus intereses”: http://periodismohumano.com/en-conflicto/si-eeuu-interviene-sera-en-busca-en-sus-intereses.html
Comentario de Santiago Alba Rico, “Siria: la intervención soñada”: http://www.cuartopoder.es/tribuna/siria-la-intervencion-sonada/4978
Artículo recomendado (con razón) por Santiago Alba, de Yassin Swehat, “Lecturas sobre el golpe estadounidense: mi postura”. Desde una actitud de oposición a la dictadura, da razones para oponerse a la intervención de EEUU: http://traduccionsiria.blogspot.com.es/2013/08/lecturas-sobre-el-golpe-estadounidense.html
Jordi Armadans, “Guerra a Síria? Breu guia per al debat”: http://jordiarmadans.wordpress.com/2013/08/28/guerra-a-siria-breu-guia-per-al-debat/
Declaración de IA, “¡Solidaridad con el pueblo sirio, no a la intervención imperialista!”: http://www.anticapitalistas.org/spip.php?article28797
EEUU y sus aliados no tienen nada que ofrecer al pueblo sirio
En primer lugar, hay que decir, alto y claro, ¡no a la guerra! Lo dijimos en 2003, y si bien no logramos detener el ataque a Irak, sí rompimos la imagen de un Occidente unido tras el cowboy tonto, George W. Bush. Dejamos claro que los de las Azores —Bush, Blair, Aznar y, no olvidemos, al propio Durão Barroso, actualmente presidente de la Comisión Europea— no representaban nada más que a ellos mismos (y a algunas grandes empresas, por supuesto).Los dirigentes occidentales fingen horror ante el reciente ataque con armas químicas. “Las acciones de Asad no pueden quedar impunes”, dicen. Y en el caso de Siria parece que la única alternativa a la impunidad son más bombas y misiles. Pero los que se plantean atacar Siria son los mismos que destruyeron Afganistán e Irak. Son los mismos que dan apoyo incondicional a las agresiones de Israel contra el pueblo palestino. La hipocresía va todavía más lejos, si tenemos en cuenta que durante décadas, las rencillas que de vez en cuando surgen entre las potencias occidentales y el régimen sirio esconden una realidad de colaboración. Ejemplos de esto incluyen el hecho de que EEUU aceptó durante largas décadas la presencia del ejército sirio en el Líbano, o que Asad ha ayudado a EEUU a interrogar y torturar prisioneros de Guantánamo.
Ahora dicen que el uso de armas químicas supone cruzar una “línea roja”. Más hipocresía. Recordemos que durante los bombardeos de Gaza, en 2008-9, Israel usó bombas ilegales de fósforo blanco. Además, EEUU tiene un largo historial de uso de diversas armas químicas, tales como el “agente naranja” que provocó alrededor de medio millón de muertes, y medio millón de bebés con malformaciones, en Vietnam.
Es obvio que nadie de izquierdas debería apoyar una intervención occidental. Pero Europa Press informa: “El PSOE considera que la comunidad internacional deberá llevar a cabo ‘acciones de presión proporcionadas pero contundentes’ si se demuestra que el régimen sirio ha utilizada armas químicas contra la población civil”. Nunca se aclara quién es esa ‘comunidad internacional’, pero parece que es, en el fondo, EEUU más sus aliados. Por otra parte, cabe destacar que un representante del PSC, en un acto de solidaridad con los pueblos de Egipto y Siria, el 27 de agosto, exigió que los conflictos se solucionaran “de manera no violenta”. El PSOE debería hacer lo mismo; debería tener más memoria, y recordar el año 2003, cuando rechazó el ataque a Irak.
La guerra de 2003 no ayudó al pueblo iraquí, y una intervención en Siria no ayudaría a la población de este país.
No a la hipocresía de izquierdas
Debemos rechazar la hipocresía de los dirigentes occidentales, pero sin caer en nuestra propia hipocresía. Algunas voces dentro de la izquierda hablan como si Asad fuera inocente de crímenes y un antiimperialista, incluso un socialista (!); insisten en que el reciente ataque con armas químicas es sólo un montaje. Es cierto que faltan pruebas definitivas respecto a este último ataque, y quizás a estas alturas será imposible obtenerlas. Por supuesto el régimen de Asad dice que lo llevó a cabo la propia oposición. Sea como sea, es un hecho innegable que Asad lleva más de dos años masacrando a su población por haber protestado, inicialmente de manera pacífica. Entre la falta de democracia y la imposición de políticas neoliberales, al pueblo sirio le sobraban motivos para protestar. Había cada vez más pobreza para la mayoría de la población, mientras una minoría del entorno de Asad se enriquecía. La propia pareja presidencial se hizo famosa por su afición a hacer compras carísimas —como joyas de oro con diamantes— en pleno conflicto, mientras el pueblo sirio moría bajo las bombas. Este pueblo es la base de la oposición.Las voces pro Asad nos dicen que los rebeldes son seguidores de Al Qaeda (de hecho, esto también lo dice el comentarista televisivo neoconservador de EEUU, Glenn Beck, en este vídeo), o agentes de Occidente. La verdad es que dentro de la oposición hay grupos yihadistas que llevan a cabo ataques sectarios, contra el pueblo kurdo o por motivos religiosos; esto lo explica y condena la izquierda revolucionaria siria. También hay ‘dirigentes opositores’ —sobre todo en el exilio— que se dedican a buscar el apoyo de las potencias occidentales: la autodenominada “Coalición Nacional para las Fuerzas de la Oposición y la Revolución Siria”. Pero el grueso de la oposición armada es gente que llevaba tiempo manifestándose pacíficamente, sufriendo la brutal represión, y que acabó diciendo basta. Así que Lindsey German, una destacada dirigente de la Stop the War Coalition y ex militante del Socialist Workers Party (partido hermano de En lucha en Gran Bretaña), se equivoca al definir el conflicto sirio como una “proxy war”, es decir, una guerra donde todos los contrincantes actúan en nombre de potencias extranjeras. Más allá de las minorías yihadista, y de fans de occidente, hay un movimiento popular, opuesto a Asad (y también mucho más hostil que Asad a Israel; por eso EEUU prefiere la continuidad en el poder del dictador). No debemos darles la espalda; son un factor clave en la situación actual.
Los que insisten tanto en que los ataques con armas químicas son una invención, que los llevó a cabo EEUU, o bien que son responsabilidad de la oposición; ¿están diciendo que si se comprobara la responsabilidad del régimen, la intervención entonces estaría justificada? Si no es así, ¿por qué dedicar tanto tiempo a calumniar a los amplios sectores de la población siria que culpan a Asad del ataque, en vez de centrarse en el punto clave, que es que EEUU no tiene ningún derecho a intervenir en Siria?
IU ha publicado una nota que rechaza una “posible acción militar en Siria… al margen del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, lo que la convertiría en una acción ilícita, ilegal y, por lo tanto, criminal”. La nota es breve, pero consigue incluir al menos siete referencias a la ONU o al Consejo de Seguridad, además de otras al derecho internacional. En cambio, no encuentra ningún espacio para mencionar la revolución —o si se prefiere, guerra civil— en marcha, ni el régimen de Asad. Pero de nuevo se nos plantea la duda. Si el Consejo de Seguridad diera el visto bueno a un ataque, ¿entonces estaría justificado? La nota hace pensar que IU tiene peligrosas ilusiones en la ONU. (¿O acaso hay otro motivo? Si la ONU apoya un bombardeo, implica que éste ha sido aprobado por Rusia, el antiguo punto de referencia de una parte importante de IU...).
Para rematar el tema, se debe comentar otro texto procedente de un espacio de inspiración comunista, titulado: “Los cómplices de la matanza en Siria: trotskistas y fascistas camuflados”. Ataca a grupos de la izquierda radical que apoyan a la oposición siria, utilizando una retórica que recuerda al estalinismo de los años 30. (Lee más sobre la “sombra del estalinismo”). Declara que las “organizaciones como las mencionadas... se llaman ‘de izquierdas’ pero... se convierten a la primera de cambio en cómplices de las matanzas y excesos del capitalismo, no son más que los mamporreros del imperialismo, o como los definió con total precisión Antonio Gramsci en los años 30, ‘la puta del fascismo’.” Éste es un caso extremo, pero las personas que nos hemos opuesto claramente a la intervención occidental, y a la vez hemos criticado a Asad (como antes a Gadafi), a menudo hemos sufrido ‘críticas’ de este tipo. Pongo ‘críticas’ entre comillas, porque si tienen que recurrir a acusaciones irracionales como ‘fascistas’ o ‘pro imperialistas’, es porque no tienen argumentos racionales. (Puestos a hablar de fascistas, no olvidemos que hace poco el Primer Ministro sirio recibió a una delegación de dirigentes nazis europeos, que visitaron el país en un viaje coordinado con el Ministerio del Interior sirio.)
¿Un ataque inminente?
Hace pocos días todos los medios hablaban de un ataque inminente, incluso hubo un tuit —bastante reenviado— que decía que “Una gran columna de tanques y blindados de Estados Unidos en territorio de Jordania se dirigen hacia la frontera de Siria”. Ahora parece que cualquier ataque tardará más, y será en principio de alcance limitado. El cambio demuestra la diferencia entre la retórica y la realidad.Si todo fuera un plan preconcebido en Washington para expulsar a Asad, como si éste fuera una gran amenaza para los intereses occidentales, se supone que todo ya estaría preparado, y no haría falta esperar más. En cambio, tiene mucha más pinta de que el ataque químico les ha cogido desprevenidos. Se ha comentado, y lo encuentro muy convincente, que cuando Obama dijo que el uso de armas químicas sería una línea roja, en realidad lo que estaba diciendo era que Asad podía hacer lo que quisiera sin que EEUU interviniera, siempre y cuando evitara cruzar la línea. Es decir, que Obama no quería meterse, porque tanto EEUU como Israel prefieren a Asad en el poder a la victoria de la oposición.
Ahora que parece que Asad ha cruzado la ‘línea roja’, se les presenta un problema. No quieren echar al dictador sirio, pero si no hacen nada, ponen en duda (aún más) el ‘poderío’ de EEUU. De ahí la idea de un ataque ‘limitado’, con misiles, contra unos objetivos militares específicos. Hablan como si fuera un castigo a un niño que se ha portado mal. En realidad, es más serio: ningún ataque es ‘quirúrgico’; siempre mueren personas, y casi siempre civiles. Además, Rusia e Irán han dicho que no se quedarán con los brazos cruzados ante un ataque (insisto: lo han dicho, lo que harán en la práctica está por ver). Es decir, que incluso un ataque supuestamente limitado podría desencadenar un conflicto mucho más amplio. ¿Esto es un problema? En teoría, EEUU está militarmente preparado para llevar a cabo dos guerras importantes a la vez, y actualmente se supone que no participa en ninguna. Pero a pesar de que formalmente no está en guerra ni en Irak ni en Afganistán, a ojos de su población, y a ojos del mundo, EEUU todavía está empantanado en estos dos países, y el precedente no es bueno. La verdad es que, diez años después de su ‘victoria’ en Irak, EEUU todavía se encuentra bajo la presión de la oposición que se levantó entonces, cuando millones de personas se sumaron a las enormes manifestaciones a partir del 15 de febrero de 2003.
Para finalizar este apartado se debe comentar un aspecto más. Alguna gente de la oposición siria se queja de la gran preocupación que se ha creado ahora, contra un posible ataque occidental, cuando, como ellos dicen, hace dos años que sufren bombardeos diarios. Por supuesto que tienen razón. Sin embargo, los movimientos europeos, por ejemplo, no podemos hacer mucho respecto al conflicto dentro de Siria; aunque sí lo podemos hacer respecto a la intervención de nuestros países. Además, igual que en 2003, hay mucho en juego para EEUU y, por tanto, para el conjunto del mundo. Si EEUU logra imponerse en Siria, se fortalecerá como potencia internacional —recuperando parte de lo que ha perdido con las revoluciones árabes, la creciente influencia de China, el regreso de Rusia, etc.— y tendrá más capacidad para frenar, mediante su poder militar y económico, los avances sociales en todo el mundo. Si fracasa, EEUU continuará por el camino actual de pérdida de poder a escala global.
Un movimiento amplio antiguerra... y más
La importancia del 15-F de 2003 se ha confirmado de nuevo estos días, con la derrota fulminante en el parlamento británico de David Cameron, que ya no podrá apoyar un ataque a Siria. La votación se hizo al día siguiente de una concentración de urgencia cerca de la residencia del Primer Ministro, y dos días antes de una manifestación por el centro de Londres, ambas convocadas contra la intervención occidental por el amplio movimiento antiguerra, Stop the War Coalition. Más allá de estas protestas, todo el mundo entendía que el trasfondo de la decisión parlamentaria, y del voto contrario de muchos diputados —sobre todo laboristas, pero también de algunos liberales y conservadores— fue la gran movilización de 2003.Esta victoria confirma la importancia de un fuerte movimiento antiguerra, pero también nos da una pista respecto a las demandas de dicho movimiento. El eje central de las convocatorias londinenses ha sido la simple oposición a un ataque occidental. No dan ningún apoyo ni legitimidad a Asad, en algunos materiales incluso se refieren al “terrible historial de Asad en materia de derechos humanos”, pero añaden que esto “no ha preocupado a las potencias occidentales en el pasado”. De la misma manera, en algunas declaraciones señalan el papel de otros países al armar a sectores de la oposición. Pero, hay que insistir, el aglutinante del movimiento es simplemente el rechazo ante un posible ataque occidental.
Ahora que Gran Bretaña, casi siempre el principal aliado europeo de EEUU, se encuentra excluida del conflicto, dependerá mucho de Francia, donde el Presidente ‘socialista’ Hollande defiende una intervención armada; la izquierda y los movimientos sociales franceses tienen una gran responsabilidad. El Front de Gauche ya se ha posicionado contra la guerra; el PCF se opone a la guerra a la vez que condena al régimen de Asad; y el Nuevo Partido Anticapitalista también declara: “Contra cualquier intervención militar. Pleno apoyo a la revolución siria”. Está por ver si consiguen importantes movilizaciones: en 2003, el movimiento antiguerra fue relativamente débil en Francia. Entonces se justificó la debilidad por la no participación de su país en el ataque contra Irak, pero durante la reciente intervención en Mali la izquierda francesa tampoco ha destacado. Esperamos que logren cambiar la situación esta vez.
Madrid vivió manifestaciones importantes antiguerra en 2003 pero, paradójicamente, nunca tuvo un movimiento antiguerra fuerte o unitario. Las grandes manis entonces las convocaron las direcciones de los grandes partidos y sindicatos, o bien gente de la cultura; los movimientos sociales tuvieron poco protagonismo. Estos días varios grupos, principalmente IU, han convocado una concentración de protesta contra la amenaza de guerra. El manifiesto destaca que el gobierno sirio ha “aprobado reformas para la realización de un diálogo político” (se supone que los bombardeos son su intento de diálogo). También insiste en la “integridad territorial de Siria”. En el contexto real de Siria, esto implica negar los derechos del pueblo kurdo; irónicamente una posición compartida por Asad, por la “Coalición Nacional”, prooccidental, y los islamistas, pero no por diversos sectores de la oposición de base. En cualquier caso, no parece que este apoyo medio escondido a Asad, demostrado en la convocatoria de Madrid, sea la mejor manera de impulsar una amplia movilización contra la guerra.
La posición de la Plataforma Aturem la Guerra en Catalunya en 2003 revelaba una actitud similar a la de Stop the War. Más allá del archiconocido lema “Paremos la guerra”, su manifiesto de entonces declaró que “en Irak hay una dictadura que rechazamos. Pero una nueva guerra agravará, aún más, el sufrimiento de la población”. Este posicionamiento no impidió la participación de ningún sector significativo de la izquierda; aunque algunos grupos sintieran cierta simpatía hacia el régimen de Saddam Hussein.
Si las amenazas continúan, o si el ataque se produce, hará falta un amplio movimiento de oposición. En Catalunya, sólo hará falta reactivar las redes de activistas de la Plataforma Aturem la Guerra; lo mismo se aplica a algún territorio más. En cambio, en otras partes del Estado, se deberá crear este movimiento. El punto de consenso para esta lucha puede ser una posición sencilla como “No a la intervención militar. Solidaridad con el pueblo sirio”. No hace falta que el movimiento ataque ni defienda expresamente a Asad; por el mismo motivo tampoco debe criticar —ni mucho menos calumniar— a la oposición.
Sin embargo, los debates a los que hago referencia en la primera parte de este texto no desaparecerán. Las revoluciones árabes no han terminado. A pesar del golpe militar, la revolución en Egipto todavía tiene potencial. Incluso en Siria, la oposición popular continúa (próximamente, aparecerá en La Hiedra una entrevista con un dirigente revolucionario sirio). Una intervención occidental le haría mucho daño a la lucha popular en Siria —tanto por la pérdida de aún más vidas bajo las bombas, como porque una agresión externa fortalecería políticamente al régimen de Asad— aunque ésta no desaparecerá. Y las luchas continúan, en Túnez, en Bahrein, y en otros países. No está claro qué se puede hacer desde el Estado español para expresar nuestra solidaridad con estas luchas. En Barcelona, por ejemplo, en 2011 se convocaron concentraciones de solidaridad con Túnez, con Egipto, con Marruecos... a menudo en nombre de la Plataforma Aturem la Guerra. Con Siria, sin embargo, las diferencias políticas dentro de la Plataforma han complicado el tema. De ahí que se nos plantee la pregunta —tanto en Catalunya como, seguramente, en otras partes del Estado— acerca de si se puede y se debe crear algún marco de apoyo a las revoluciones árabes; un espacio que no tenga problemas a la hora de denunciar tanto las intervenciones occidentales como las rusas, además de las dictaduras de la región.
Dicho esto, el tema más urgente es hacer lo necesario para expresar el rechazo unitario a cualquier agresión contra Siria. Que quede claro. No dejaré de decir que Asad es un dictador sanguinario. Pero me fío del pueblo sirio para derrocarlo. Aquí, en Europa, debemos insistir: “No a la intervención militar. Solidaridad con el pueblo sirio.”
Más lectura
Declaración conjunta de cinco grupos revolucionarios de la región, contra todas las intervenciones imperialistas, contra Assad, y por la revolución:* original en árabe: http://www.al-manshour.org/node/4499
* traducción inglesa: www.al-manshour.org/en/statement-by-rev-socialists-marxists-on-us-attack-on-syria
* traducción al castellano: http://www.prt.org.mx/node/370
Blog que lleva materiales de la izquierda revolucionaria siria: http://syriafreedomforever.wordpress.com
Explicación de la importancia de la movilización antiguerra: http://stopwar.org.uk/news/kevin-ovenden-act-now-to-stop-war
Artículo de Olga Rodríguez respecto a los intereses internacionales en juego: http://www.eldiario.es/zonacritica/Siria-intervencion-ONU-rebeldes-EstadosUnidos_6_169443068.html
Reportaje desde el Líbano sobre la situación y opiniones de los refugiados, de Mónica G. Prieto, “Si EEUU interviene será en busca en sus intereses”: http://periodismohumano.com/en-conflicto/si-eeuu-interviene-sera-en-busca-en-sus-intereses.html
Comentario de Santiago Alba Rico, “Siria: la intervención soñada”: http://www.cuartopoder.es/tribuna/siria-la-intervencion-sonada/4978
Artículo recomendado (con razón) por Santiago Alba, de Yassin Swehat, “Lecturas sobre el golpe estadounidense: mi postura”. Desde una actitud de oposición a la dictadura, da razones para oponerse a la intervención de EEUU: http://traduccionsiria.blogspot.com.es/2013/08/lecturas-sobre-el-golpe-estadounidense.html
Jordi Armadans, “Guerra a Síria? Breu guia per al debat”: http://jordiarmadans.wordpress.com/2013/08/28/guerra-a-siria-breu-guia-per-al-debat/
Declaración de IA, “¡Solidaridad con el pueblo sirio, no a la intervención imperialista!”: http://www.anticapitalistas.org/spip.php?article28797
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