Medidas urgentes contra la ricofobia

1. El Partido Genérico Progre y Republicano (PGPR) quiere expresa su preocupación por las crecientes muestras de “ricofobia” en nuestra sociedad. Existe cada vez más hostilidad, por parte de las personas normales, hacia la comunidad rica que vive entre nosotros.

Basta con el ejemplo del último Primero de Mayo. Por la tarde, una manifestación extremista entró en un hotel perteneciente al colectivo rico, gritando todo tipo de insultos. Pero incluso por la mañana, en una protesta más moderada, se oían muchos comentarios ricofóbicos.

Como un partido responsable, y comprometido con la cohesión social, es nuestro deber hacer frente a esta situación. Pero tampoco tiene sentido negar la existencia del problema. Si no tomamos las medidas necesarias y razonables para responder a las preocupaciones de las personas normales respeto a la comunidad rica, los resultados a largo plazo serán nocivos, tanto para los ricos como para la sociedad. Es con este objetivo —y no por ningún otro motivo— que planteamos las siguientes medidas.


2. No tiene sentido negar que muchos ricos cometen crímenes, pero algunos ricos son inocentes y acaban pagando por los demás. Si crece la sensación de que los ricos pueden robar, practicar la corrupción, especular, etc., impunemente, sin que las autoridades tomen cartas en el asunto, pueden estallar brotes de violencia contra toda la comunidad rica. Nuestra solución es cero tolerancia para los crímenes de los ricos. Los ricos que cometen crímenes deben sentir toda la fuerza de la ley e ir a la cárcel. Los ricos honestos reconocerán que esta política les beneficia, y se esforzarán en denunciar a los ricos criminales.

3. Es obvio que muchos ricos no hacen el menor esfuerzo para integrarse culturalmente. No hablan como nosotros, no se visten como nosotros, no comen como nosotros; nunca se les ve en el Todo a cien, nunca hacen cola para comprar un Shawarma, nunca tienen cupones del Día; ¿hace falta decir más? Organizaremos cursos de integración para que aprendan nuestras costumbres; no serán obligatorios, pero se tendrán en cuenta en el momento de considerar si estas personas ricas realmente quieren vivir entre nosotros.

4. Lo anterior es fruto de otro problema. La verdad es que se agrupan en barrios que acaban siendo guetos de la comunidad rica. Envían a sus hijos a escuelas donde la enorme mayoría es de la misma comunidad. No debe sorprendernos que no aprendan a ser normales. Proponemos medidas urgentes para evitar la creación de estos guetos de ricos. En las escuelas, se implantarán cuotas, con un máximo de niños ricos en cada clase, para facilitar su integración, y para que se puedan mezclar con niños normales.

5. Todos sabemos que el machismo está muy extendido entre la comunidad rica. Alguna gente bienpensante no quiere hablar de ello, pero debemos proteger a las mujeres ricas, cueste lo que cueste. Muchos hombres ricos son polígamos; tras pasar unos años con su primera mujer, se casan con una segunda; no contentos con esto, suelen tener amantes. Y de su trato hacia las secretarias y otras empleadas mejor ni hablar. Como si esto fuera poco, obligan a todas estas mujeres a vestirse y peinarse de acuerdo con su propia cultura, con faldas de marca, con mechas en el pelo, etc. No son pocos los casos en los que el hombre obliga a sus mujeres a cubrirse la cabeza con pelo rubio, o incluso a someterse a operaciones dolorosas para adecuarlas a sus extrañas normas culturales. A partir de ahora, se prohibirá a las mujeres ricas el llevar ropa de marcas caras, ponerse mechas o teñirse el pelo de rubio, y por supuesto operarse el cuerpo. Si lo hacen, no podrán aparecer en lugares públicos y sus maridos serán juzgados.

6. Insistimos en que las personas ricas deben poder empadronarse como personas normales (es que la ley no nos deja otra opción). Pero es natural que el ayuntamiento investigue la situación de estas personas para comprobar si han cumplido sus obligaciones respecto a los impuestos, el pago de la seguridad social de sus empleados, etc., y que se informe a las autoridades de cualquier irregularidad. Insistimos, no implica ninguna hostilidad por nuestra parte hacia la comunidad rica, sólo queremos hacer cumplir la ley.

7. A partir de ahora, se prohibirá el uso de limusinas y coches de lujo en la vía pública. Es falso que esta medida sea discriminatoria; todo el mundo tendrá que acatarla: tanto las personas ricas como la gente normal.

8. Ante la problemática de la comunidad rica, no cabe la “corrección política” malentendida ni el falso progresismo. No sirve el buenismo (ya sabemos que esta palabra no existe, pero se nos ocurrió y nos gustó mucho). Es fácil para las personas que viven en otros barrios ignorar las preocupaciones de las que tienen que lidiar con los problemas causados por la comunidad rica. Si nosotros, como un partido responsable, no actuamos, el peligro es que los partidos extremistas, ricófobos, tomarán medidas extremas. Con nuestras acciones, estamos combatiendo la ricofobia de la mejor manera. Negamos tajantemente que lo hagamos para ganar votos. Por supuesto, si la gente normal ve que tomamos en serio sus justificadas preocupaciones, frente al problema planteado por la comunidad rica, y quiere votarnos, pues en esto consiste la democracia.

Somos el baluarte contra los prejuicios y contra la ricofobia. Estamos convencidos de que con nuestras razonables medidas, fomentaremos la cohesión social y mejoraremos las vidas, tanto para las personas ricas como para la gente normal.

9. Para acabar, queremos agradecer la responsabilidad ante este problema de la prensa. No queremos imaginar cuál sería el resultado si se dejasen llevar por los prejuicios, con titulares como “Los ricos se han embolsado las subvenciones, dejando a nuestra gente sin nada”; “un miembro del colectivo rico despide a miles de personas normales”; o “Grecia: la culpa la tienen los ricos”. Pensándolo bien, quizá el agradecimiento sobra, porque sabemos que la prensa nunca actuaría de una forma tan irresponsable.

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