La radio de mi abuela como arma de radicalización


Cuando tenía unos 12 o 14 años, me hice con una vieja radio que rondaba por nuestra casa: creo que había sido de mi abuela. Era de ésas con válvulas que se iluminaban dentro y que tardaban una eternidad en encenderse. Un objeto lindo, de madera oscura y pesada, con una tela amarilla/marrón delante para el altavoz y, debajo, grandes botones de bakelita.

En esa época —principios de los 70— en Gran Bretaña se escuchaba la música popular desde las emisoras piratas. Éstas emitían desde fuera de la jurisdicción británica. Una era Radio Luxembourg. Pero la mejor era Radio Caroline, que emitía desde un barco en el Mar del Norte, fuera de las aguas territoriales de Gran Bretaña.

Con la radio de mi abuela, podía sintonizar Radio Caroline, y supongo que era como una ventana al mundo desde nuestro barrio, entonces bastante monocromo, en el sur-este de Londres. Aquí escuché por primera vez a The Doors. Dos canciones que se me han quedado en la cabeza son L.A. Woman y, sobre todo, Riders on the Storm. Esta canción empieza con sonidos de lluvia; pues en esa radio, con esa emisora, este sonido era permanente, pero no te impedía disfrutar de la música.


Habría mucha más música que ahora no recuerdo tanto (aunque ahora me doy cuenta de que aquí oí por primera vez Radar Love de la banda neerlandesa, Golden Earring), pero hubo una canción que ahora veo que me impactó mucho. Tenía buen ritmo, órgano, y una letra —como veo ahora— muy política.

Timmy Thomas, "Why can’t we live together"

“Dime por qué, dime por qué
¿Por qué no podemos vivir juntos?

Todo el mundo quiere vivir juntos
¿Por qué no podemos estar juntos?

No más guerras, no más guerras, no más guerras
Sólo un poco de paz en este mundo”

“No importa, no importa de qué color
Sigues siendo mi hermano”


Son sentimientos hippies, por supuesto. La respuesta a la pregunta de “¿por qué no podemos estar juntos si todo el mundo lo quiere?” es, por supuesto, “el capitalismo”. Pero sin llegar a esto, el mero hecho de plantear la pregunta es de por sí radical, como lo es aún más el rechazo a las guerras y al racismo.

Y mirando atrás, pienso que esta canción me debió influir políticamente. Ahora veo que salió en 1973, cuando ya tenía 14 años, pero fui muy lento, o muy joven; no era consciente de lo que había ocurrido en esos años después de 1968. Pero la letra de esta canción, con la obviedad de “¿Por qué no podemos vivir juntos?”, frente a las guerras y el racismo, debió ser uno de esos diversos puntos de inflexión que llevan a una persona a radicalizarse.

The Doors, sí que los identificaba, y un amigo en la escuela me dejó un disco que grabé con casete, pero no fue hasta décadas más tarde —hace pocos años de hecho— que identifiqué al cantante y esa canción que tanto me había impactado de niño.

Rusia ayer

Hubo otro incidente formativo con esa radio, cuyo significado —de nuevo— sólo me llegaría muchos años más tarde. Resulta que había muerto algún dirigente de Europa del Este; no sé cuál ni esto tiene importancia. El tema es que en alguna emisora que estaba escuchando, anunciaron con tristeza la muerte de un “gran líder de la clase trabajadora”. Y yo, con quizá 14 años, pensé (más o menos): “Pero, ¿Cómo que líder de la clase trabajadora? ¡Fue un jefe!”

No me di cuenta entonces pero ese anuncio no habría salido en la BBC, ni tampoco en una emisora pirata. Debió ser una emisora en inglés desde Europa del Este; el equivalente entonces de Russia Today, el canal de TV que hoy emite noticias seleccionadas, propaganda de Putin, y alguna que otra entrevista de fascistas.

En mi caso al menos, tuvo el efecto contrario al buscado. Sin consciencia política, ni mucho menos análisis, tenía suficiente sentido común como para saber que un jefe era un jefe. Puesto de otra manera, podía ver que el emperador con su ropa “comunista”, realmente iba desnudo.

Pasarían años antes de llegar a saber teorizar esta posición, pero cuando escuché ese anuncio en la radio de mi abuela, ya tenía esa comprensión dentro, en sus elementos básicos.

Mucha gente en la izquierda radical empieza con ilusiones en una versión u otra del estalinismo. Quizá porque nací en Finlandia —un país que Rusia intentó invadir, siguiendo los términos del pacto entre Stalin y Hitler— el estalinismo nunca me atrajo; mi politización inicial pasó por el anarquismo.

Pero mucho antes de eso, esas palabras acerca del dictador muerto de algún país estalinista ya habían encendido el rechazo al “socialismo desde arriba”, a jefes que fingen representar a la gente trabajadora.

Antiguerra, antirracismo, y antiestalinismo… esa radio de mi abuela me aportó más de lo que era consciente en ese momento.

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