Montenegro / Los intereses escondidos

Artículo aparecido en En lucha No 119, Julio/Agosto 2006

A principios de junio, Montenegro se declaró independiente, tras el voto favorable en un referéndum sobre la autodeterminación, celebrado el 21 de mayo.

Montenegro fue un Estado independiente antes de la Primera Guerra Mundial, tras la cual se integró en Yugoslavia, bajo dominio serbio. Tras la Segunda Guerra Mundial, Montenegro disfrutó del estatus de república dentro del Estado federal de Yugoslavia.

Esta solución parcial de la cuestión nacional balcánica terminó con la grave crisis económica de los años 80. Ante ésta, diferentes dirigentes yugoslavos reaccionaron fomentando sus propios nacionalismos. Empezó Slobodan Milosevic, en Serbia, pero otros, como el protofascista Tudjman, en Croacia, no se quedaron atrás. Milosevic se inclinaba a favor de Rusia, mientras éstos se cuidaron mucho de mostrarse prooccidentales.

La injerencia de las potencias exteriores, sobre todo Europa, fue desastrosa. La UE, primero, defendió la unidad de Yugoslavia, y, luego, impulsó la independencia de Eslovenia y Croacia, agravando así el conflicto étnico. En las terribles guerras en Croacia y Bosnia, el actual dirigente montenegrino, Djukanovic, apoyó activamente a Milosevic.

Al final, Yugoslavia se convirtió en la federación entre Serbia y Montenegro, una unión activamente apoyada por la UE. Pero volvieron a surgir fricciones entre los dirigentes de los dos países, así como presiones extranjeras. El gobierno montenegrino era prooccidental. En cambio, incluso tras la caída de Milosevic a manos de la revolución democrática del 2000, el gobierno serbio se resistió ante algunas imposiciones exteriores.

Esto ha llevado a la UE a apoyar la autodeterminación de Montenegro. Serbia y Montenegro, igual que el resto de Europa del Este, quieren entrar en la Unión. Ésta puso la precondición de que entregasen al criminal de guerra, Mladic. Se hizo claro para Montenegro que, de hacerse independiente de Serbia, esta demanda no se aplicaría a ellos. La UE fijó las condiciones del referéndum sobre la independencia: una participación mínima del 50% y un voto afirmativo del 55%.

Tras la independencia, la UE ha reabierto las negociaciones comerciales con Montenegro, y la OTAN se apresuró a reconocer al nuevo Estado.

El caso demuestra la hipocresía de los dirigentes europeos, sin excluir a Zapatero. Su apoyo a la independencia de Montenegro refleja sólo sus propios intereses.

Aún así, han abierto una caja de Pandora. Si una participación del 50% y una mayoría del 55% son suficientes para crear el Estado de Montenegro, ¿por qué estas cifras no deberían bastar para establecer un Estado vasco o catalán?

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